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Nos volvemos a rasgar las vestiduras, como país, por la muerte de Jaime Esteban Moreno, el estudiante universitario que apenas a los 20 años murió asesinado a golpes en una pelea después de una fiesta en el sector de Chapinero, en Bogotá.La tragedia para su familia, repetida una y otra vez en los medios y las redes sociales, ya está pasando a un tercer plano. Hasta que aparezca un nuevo Jaime Esteban o un nuevo Andrés Colmenares que nos aterricen a la realidad dura y pura de que vivimos en una sociedad donde se mata por cualquier cosa, que es lo mismo que decir que somos capaces de matarnos por nada. LEA TAMBIÉN Un informe publicado por EL TIEMPO revela que cada día de este año, en promedio, han ocurrido en Colombia siete homicidios por intolerancia. Son más de 2 .000 con corte a septiembre, la quinta parte de los más de 10.000 asesinatos cometidos en un país que aunque ya no es tan violento como hace dos décadas sigue estando lejos de las tasas de crímenes consideradas normales en la comunidad mundial. Hoy tenemos una tasa de 25 homicidios por cada 100.000 habitantes (ojo, que hay regiones y municipios con tasas superiores a las de países en guerra), mientras la media mundial está entre 5 y siete. La persistencia del narcotráfico y otros negocios criminales y el estancamiento en las estrategias que fueron exitosas para golpear a las mafias explican –no justifican– que sigamos teniendo esos números impresentables en materia de asesinatos (de ahí la epidemia de sicariatos). Pero la ausencia de una política consistente, a nivel nacional y local, para prevenir que la violencia, incluso homicida, sea el frecuente paso siguiente a cualquier disputa la demuestran las estadísticas.Y no se trata solo de homicidios. Con corte a agosto, Medicina Legal reportaba más de 51.000 víctimas de lesiones personales en medio de riñas. Las peleas por cualquier razón son el trasfondo de al menos cuatro de cada diez casos de heridas y lesiones en el país. Entre tanto, el Ministerio de Defensa tiene registros de 107.365 casos de violencia intrafamiliar, de enero a septiembre de 2025. Son 4.756 más que los del mismo corte del 2024 y 30.000 más que los denunciados en el todo el 2015. Impresionante, pero consistente en un país en el que históricamente el Día de la Madre viene siendo, por el exceso en el consumo de trago, uno de los más violentos de todo el año. LEA TAMBIÉN Es un problema de sociedad que solo se puede atacar a fondo con más educación, y los resultados no se verán a corto plazo, menos si no existen –al menos, no se ven– estrategias para enfrentarlo con decisión desde el Gobierno Nacional y desde las autoridades locales. El combate al porte de armas de fuego y de cuchillos y navajas, otra epidemia, tiene que ser mucho más efectivo. Y se necesitan controles reales sobre la rumba, por más que se toquen poderosos intereses económicos que muchas veces se tratan de camuflar detrás de discursos políticos libertarios.JHON TORRESEditor de EL TIEMPOEn X: @JhonTorresET
